jueves, 14 de febrero de 2008

De encuentros


Ayer conocí a Soledad…

Ayer, la encontré sentada en un banco construido de sueños. La vi con los ojos de siempre, con la imagen dibujada en las pupilas incrédulas que se sorprenden con los viejos encuentros de los amigos que alguna vez se conocieron.

Descubrí en su rostro ausente, el tiempo fragmentado de tierra y sal…Por un momento, me reconocí en ella, sentí su pertenencia a lo que era antes y después de lo que soy. Traté de acercarme con los pasos indecisos del que quiere, pero que en el momento justo se arrepiente al ver su testimonio desnudo en las manos de otro.

Así que me quedé sobre la sombra de mis pies, esperando, la palabra, el gesto o el movimiento que me invitara a acercarme, nunca llegó.

Ayer, es demasiado decir, cuando el tiempo no existe entre los encuentros y menos sobre el reconocimiento. Sin embargo, conocí a Soledad, ayer o siempre…al final es lo mismo.