domingo, 15 de julio de 2007

Ensayo sobre la ceguera


Un hombre dentro de su auto espera el cambio de luz del semáforo. De pronto, la luz que aguarda se torna blanca en todos los sentidos, en todos los ángulos que los ojos le permiten. “Una ceguera blanca” se ha apoderado de él.

A partir de aquí, José Saramago (premio Nobel de literatura1998) en su libro Ensayo sobre la ceguera (Punto de lectura, México, 2001), nos presenta una infinidad de historias que pronto coincidirán sin proponérselo, y por supuesto sin esperarlo.

El mal blanco empieza a extenderse entre la población, sin que haya explicación y razonamiento lógico alguno. Los ciegos (gente común y corriente) ven interrumpido su actuar cotidiano; y son aisladas en un viejo sanatorio. Los personajes dejan atrás los nombres para convertirse en conceptos referentes de alguien: “el niño estrábico”, “la chica de las gafas oscuras”, “la esposa del médico”; ésta última sin perder extrañamente la vista y convirtiéndose en el lazarillo generoso de los ciegos.

Afuera, la ciudad es un montón de cuerpos torpes, sucios y hambrientos con el miedo gestado en los ojos que no ven. La ceguera los ha llevado a enfrentarse a lo más profundo de su animalidad. La lucha por sobrevivir se convierte en la lógica que han de adoptar cada uno de ellos para sobre llevar la larga agonía que el “destino” o “Dios” o quien sea, les ha impuesto.

Saramago a través de un lenguaje simbólico refleja el lado primitivo de la naturaleza humana, ese lado que se piensa domesticado y casi inexistente. Lo sublime junto con la miseria de nosotros mismos es retratado dentro de una historia conmovedora, ácida, apocalíptica. Donde los ojos, alegoría clara del escritor, son el eslabón de la degradación, del avance demoledor de una sociedad dominada por la ceguera perpetua.

Como en su momento lo refiere -el médico- (personaje de esta historia): “…creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven”.

Ensayo sobre la ceguera, espejo donde las imágenes sobrepasan el límite de lo pensable; imágenes que no nos atrevemos a presenciar a pesar de que siempre han estado dentro.

Saramago, José. Ensayo sobre la ceguera

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