domingo, 15 de julio de 2007

La Nada



-¿Nos olvidamos, a veces,

de nuestra sombra o es que nuestra sombra nos abandona de vez en cuando?-

Oliverio Girondo

Supongo que así acaba esto,

el absurdo contemplado desde el espejo que es la lágrima inerme entre la sal y la arena, en diminuta entrega anclada a los deseos secretos de las voces mortales que no se encuentran; voces cuya sombra quedó suspendida en la historia contigua… paralela del día.

Supongo un poco,

aunque lo poco sea el margen de saber nada. Doy la espalda a la decencia cantada de los necios, al arrebato de la náusea.

El amor es un supuesto, creo que el delirio lleva parte de ello.

Entre las calles bañadas de afectos distraídos encuentro tu nombre, tu nombre que emerge de la oscura tierra, que llena la mirada de significados sin tiempo, voy lenta y lejana con los ojos amargos. Supongo que estos ojos son tristes, alguien preguntará ¿y cómo sabes que son tristes?, la respuesta es sencilla, son tristes porque tienen lágrimas.

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